30 de diciembre de 2017

MATANDO MOSCAS A CAÑONAZOS. Control de plagas


Más allá de la apariencia externa del comedor de un restaurante o de sus bonitas y bien decoradas mesas, existe un mundo más sombrío y oscuro, inimaginable para los confiados clientes que por desgracia no alcanzan a ver más allá de sus apetitosas comandas. Como relataba aquella famosa frase de Jurassic Park, “la vida se abre camino”, en esta ocasión entre fogones y zonas de elaboración, dando todo un ejemplo de sus evolucionadas tácticas de invasión, adaptación y supervivencia.



Nos enfrentamos a personas que habitualmente buscan la solución mediante la aplicación de insecticidas contundentes a la vez que restan importancia a factores fundamentales en la lucha contra las plagas como la limpieza de las instalaciones, el comportamiento higiénico de los operarios o la instalación de barreras físicas que dificulten al menos, el acceso de esta insidiosa plaga a nuestra cocina.

En estos casos basta sencillamente con agacharse para mirar bajo el mobiliario o proceder a la retirada de los equipos más pesados, para valorar el grado de higiene, los recursos (tiempo y material…. dinero en definitiva) destinados a la limpieza de las instalaciones y/o la implicación del equipo responsable de la misma.

Mi experiencia personal al frente de una empresa de control de plagas me dice que este tipo de carencias suelen pagarse caras. Frente a la prevención como método de defensa, frecuentes y costosos tratamientos “in extremis” basados en la lucha química. Olorosas secuelas dirigidas a reducir la población (o con suerte acabar con ella), para meses más tarde volver a comenzar…. Efectividad relativa y no garantizada a largo plazo.

Inmundicia bajo las mesas, restos de otros tiempos tras el lavavajillas, desagües abiertos, zonas húmedas, desperfectos en el alicatado, y un estado de limpieza y mantenimiento general como para arrancarse a llorar, son sólo algunas de las tendencias a seguir por los “amantes del veneno”, desafortunados que piensan que todo es casual y que con el tiempo se acaban acostumbrando a la presencia de las cucarachas, normalizando una peligrosa situación que conlleva para sus comensales un doble riesgo: microbiológico (por la capacidad contaminante de estos insectos), y químico (derivado de los venenos utilizados para su erradicación).


Todas las cocinas quedan expuestas de forma puntual a problemas relacionados con la aparición de cucarachas en busca de zonas ricas en nutrientes, agua y provistas de fuentes de calor. Los tratamientos químicos quedan justificados sólo en caso de cumplimiento de aquellas medidas preventivas encaminadas a evitar hacer de nuestra cocina su hogar, evitando el acceso continuo, el sedentarismo y la procreación de esta singular especie.


…. Sencillamente y como paso fundamental, limpieza y mantenimiento.




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