La diferencia es el origen de las mismas.
La sal de mesa común es, mayormente, cloruro de sodio, aunque contiene algunos otros minerales tales como magnesio, potasio, yodo, entre otros. Sin embargo, la sal marina posee más oligoelementos y minerales, sobre todo, tiene mayor contenido en yodo, lo cual contribuye a la salud del organismo.
Por otro lado, la sal marina tiene un sabor más fuerte y por ende, se suele emplear menor cantidad para sazonar las comidas, algo muy favorable si consideramos que en general, se consume mucho más sodio de lo que necesitamos.
La sal marina tiene un color gris, propio de su estado natural y al ser menos refinada que la sal que empleamos habitualmente para condimentar, posee más nutrientes y más sabor, lo cual contribuye a nuestra salud, favoreciendo la ingesta moderada de sodio que tanto se busca en la actualidad para prevenir enfermedades asociadas a un exceso de sodio en la dieta.
Éste tipo de sal marina se puede encontrar en establecimientos de productos naturales u orgánicos y realmente, es recomendable para reducir la ingesta de sodio a un nivel razonable, sin dejar de aprovechar sus nutrientes beneficiosos.
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